Cobró Córdoba. Y va a seguir cobrando. Ayer la Casa Rosada oficializó que destinará más de 600 millones de pesos para obras públicas en la provincia: 545 millones corresponden al último tramo la autopista que unirá la capital provincial con Rosario y 80 millones son para la construcción de desagües pluviales, también en la ciudad capital. La autopista será construida por la empresa IECSA, ligada a la familia Macri. La propia Cristina Kirchner encabezó un acto para anunciar estas obras, junto al gobernador cordobés, el ex disidente Juan Schiaretti, y al intendente de la capital, Daniel Giacomino. El próximo martes, además, el Gobierno anunciará que llegó a un acuerdo con Schiaretti sobre los 1.600 millones de pesos que la provincia le reclama a la ANSES por una deuda previsional: según distintas fuentes oficiales, la cifra acordada se ubicaría entre una franja de entre 500 y 700 millones de pesos.Aunque la autopista Rosario-Córdoba favorece a esas dos ciudades, en el acto presidencial –realizado en el Salón Eva Perón del Palacio de Correos– no estuvieron presentes ni el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, ni el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz. Fuentes del entorno presidencial contaron a este diario que ambos habían sido invitados pero no pudieron concurrir por razones de agenda. El acto, entonces, fue puramente cordobés, salvo por la presencia de los legisladores santafesinos Agustín Rossi y Roxana Latorre. Cristina aprovechó la ocasión no sólo para autofelicitar a su gestión por promover obras demoradas como la autopista anunciada, sino que intentó también hacer una defensa de la estatización de Aerolíneas Argentinas. Para eso hizo un paralelismo entre el salvataje económico por 200 mil millones de dólares que hizo la Casa Blanca a dos bancos hipotecarios, y las críticas que recibió el proyecto K de recuperar el control estatal de la “línea de bandera”: acusó a economistas y consultoras internacionales de no tomar los mismos criterios “a la hora de administrar lo propio”, tal como después “exigen a los demás”. Después aclaró que la frase no era “una crítica a los Estados Unidos”.Schiaretti y Giacomino precedieron en la palabra a la Presidenta. El intendente fue el más entusiasta con las obras que la Nación financiará en su distrito. Le agradeció a Cristina la ayuda económica, le aseguró que era “un soldado y un defensor” del proyecto “redistribucionista” del Gobierno y, de manera sorpresiva, criticó ferozmente a su ex amigo, jefe político y antecesor, Luis Juez: lo acusó de haber aumentado el déficit de la municipalidad y haber hecho crecer en un 40 por ciento la planta de empleados. Cristina sonrió por esas dulces palabras de apoyo. En su discurso, Schiaretti contó que la autopista era una obra postergada por 39 años y destacó que esta nueva autovía unirá al “corazón productivo” del país, por lo que permitirá acelerar la exportación de la producción agrícola cordobesa a través de los puertos santafesinos. En la segunda fila de asientos asentía con la cabeza el senador cordobés Roberto Urquía, dueño de la Aceitera General Deheza. Urquía era el senador “preferido” de los K hasta que votó contra el aumento de las retenciones. Ayer, después de terminado el acto, Urquía se acercó a Cristina para saludarla. Ella respondió con un beso y palabras de ocasión, amable pero seca a la vez.Un dulce para el amigo Das NevesCristina Kirchner inaugurará en Chubut, el viernes, el último tramo de pavimento de la ruta que lleva a Punta Tombo, la mayor reserva de pingüinos de Magallanes del planeta. El viaje de la Presidenta a Chubut es simbólico y político: porque es un acercamiento del oficialismo al gobernador Mario Das Neves, y viceversa. El chubutense asegura que se lanzará en las próximas semanas su precandidatura presidencial, a la vez que no oculta su afinidad con Eduardo Duhalde. A pesar de eso, Cristina confirmó el viaje a su distrito. Llegará el jueves por la noche, dormirá en la residencia oficial, y a la mañana siguiente visitará un centro materno infantil en Trelew. (Fuente: Diario Crítica de la Argentina).

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