Un equipo de investigadores argentinos liderados por el químico Rodolfo Segovia, egresado de la Universidad de La Plata, desarrolló un compuesto de microorganismos que descomponen la materia orgánica en un máximo de 20 días, una fórmula que acelera los procesos naturales de degradación y que es aplicada en forma piloto en una planta recicladora de basura en la ciudad entrerriana de Gualeguay.
La fórmula, cuyo nombre comercial es Starter Z001, lleva 20 años de experimentación y desde septiembre pasado, se aplica en ese municipio que hasta entonces arrojaba todos sus desperdicios en un basural a cielo abierto ubicado a pocos metros de la costanera entrerriana.
El proceso tiene como antecedentes algunas pruebas experimentales en los municipios de Las Heras, Mendoza; Villa Giardino, Córdoba; y Luján, Provincia de Buenos Aires.
UNA ALTERNATIVA A LOS BASURALES ABIERTOS. Para agilizar el proceso natural de degradación a baja temperatura, el equipo de Segovia aisló los microorganismos más eficientes para la descomposición de la basura orgánica, bacterias y hongos que habitan en el suelo y se activan a menos de 40 grados,
El objetivo de la fórmula es reciclar la basura orgánica -restos de comida, restos forestales, materiales que entran en descomposición-, que constituye más de la mitad de los desperdicios que se generan en las localidades urbanas, y transformarla en un abono orgánico biológico de alta calidad sin generar gases tóxicos ni líquidos contaminantes.
El nuevo sistema se perfila como una alternativa ecológica a los basurales abiertos, los incineradores y los rellenos sanitarios. Al activarse a menos de 40 grados, el pool de microorganismos actúa sin levantar temperaturas altas ni desprender gases como metano y anhídrido carbónico.
“Como el proceso no dura más de 20 días, los metales, por ejemplo el de las pilas, no se corrompen y por lo tanto, no se generan líquidos lixiviados contaminantes de los suelos”, explicó a Criticadigital Santiago Ascheri, químico egresado de la Universidad Nacional de Cuyo que integra el grupo de investigadores que trabaja con Segovia en unos laboratorios en San Luis.
La velocidad del proceso de biotransformación evita la generación de malos olores, la proliferación de insectos y de roedores.
La planta piloto de Gualeguay incluye un predio donde se siembra soja: la mitad de los plantines está enriquecido con el abono que se desprende de la basura tratada y la otra mitad, la siembra testigo, no.
El Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad Nacional de Cuyo, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, la Universidad de Luján y la Universidad de Buenos Aires son los organismos que auditaron el compuesto.
“En todas las evaluaciones realizadas, los resultados han sido altamente satisfactorios”, afirmó Ascheri.
En Gualeguay fueron más efusivos y aseguraron que los plantines enriquecidos crecieron hasta un 30% más que los otros.
RECICLAR SIN OLOR. “Los beneficios son evidentes”, señaló el investigador y explicó que los residuos sólidos urbanos se reducen en un 50% y como el otro 50%, aproximadamente, es reciclable –papel, plástico, vidrio-, no debería quedar nada por enterrar.
En Gualeguay, todo empezó cuando el municipio llamó a licitación para erradicar el basural a cielo abierto y dar una solución ecológica al problema de los residuos domiciliarios. El equipo de Segovia se presentó a través de la empresa BioLuján S.A, que comercializa la fórmula.
El municipio se entusiasmó con el sistema e instaló una planta experimental. BioLuján aportó lo demás, sin costo, como una prueba piloto para llevar a la práctica 20 años de investigación.
“Gualeguay genera unas 16 toneladas diarias de basura y el 70% es orgánico -señaló el intendente Luis Erro-. Los resultados, hasta el momento, son muy positivos”. La empresa trata el 50% de la basura orgánica de la ciudad: en los próximos meses tratará el 100%; la idea es enterrar menos del 5%.
El auditor que el municipio designó para controlar semanalmente la planta piloto es el ingeniero forestal Raúl Lesca. “Se aplican 2 kilos de fórmula cada 200 kilos de basura y se los va hidratando con agua en unos piletones”, explicó.
¿No hay olores? “Nada de nada -aseguró Lesca-, es la ventaja que tiene la degradación a baja temperatura. Si hay olor en la planta, proviene de la basura recolectada, que ya está en proceso de descomposición, pero no de los piletones”.
Los camiones municipales recolectan la basura a diario y la depositan en una cinta seleccionadora donde un grupo de operarios, separa la materia inorgánica de la orgánica que va a una máquina moledora y de ahí, al contendor donde se le aplica el inoculo de microorganismos y se la hidrata con agua.
La materia se degrada en tiempo récord –un máximo de 20 días frente a los meses que demora un proceso normal de descomposición- en 24 playones de hormigón de donde se retira al abono que alimenta los plantines de soja.
Erro está entusiasmado. “La soja que se sembró en la tierra enriquecida creció hasta un 30% más”, destacó y dijo que ya tiene agendadas varias visitas de otros intendentes bonaerenses y de localidades de Chile y México, que miran con interés el desarrollo de la planta piloto.
(Fuente: Diario Critica de la Argentina).