Tras una oleada de 50 violaciones en los últimos dos meses, el gobierno mendocino aprobó la castración química para los condenados por delitos sexuales. A través de decretos reglamentarios, el peronista Celso Jaque dio inicio a un programa que incluye, además, un abordaje multidisciplinario de esa clase de delincuentes.
En su edición de ayer, el diario Clarín informó que, en Mendoza, once condenados expresaron ya su voluntad de someterse a la castración química para evitar reincidir. El plan oficial tiene carácter experimental y apunta a disminuir la líbido y la potencia sexual mediante el suministro de fármacos. Forma parte de un tratamiento psicológico, social y farmacológico.
Esta mañana, el ministro de Gobierno mendocino, Mario Adaro, adelantó que Jaque firmó los decretos reglamentarios para la puesta en marcha del programa. Lo que sigue es la selección y capacitación de los profesionales encargados del procedimiento, tarea a cargo del Ministerio de Salud. La adquisición de las drogas, consigna en su edición digital el diario Los Andes, está previsto en el presupuesto del área.
"A partir de la puesta en marcha de este programa, sólo podrán presentar recursos de indulto o conmutación de pena los internos que se sometan al tratamiento, que funciona como un inhibidor del deseo sexual", informó Los Andes.
MÁS CAMBIOS. Adaro indicó que la gobernación mendocina impulsa además modificaciones a los Códigos Penal y Procesal Penal para casos de abuso sexual. En concreto, el Ejecutivo envió al Congreso un proyecto para implementar el seguimiento satelital de los condenados con salida transitoria o que hayan recuperado su libertad.
Otro de los puntos que prevé la iniciativa es que el plazo de prescripción de un delito sexual contra un menor comience a regir una vez que éste alcanzó la mayoría de edad. Apunta, indicó el ministro de Gobierno, contra los hechos de violencia intrafamiliar, que suelen quedar impunes por los plazos judiciales.
Objeciones: La medida desató varias reacciones, por ejemplo muchos consideran que este tipo de medidas no funcionarán, porque los delitos de violación, no tienen que ver con una necesidad sexual, sino con una seria patológica psicológica, que a pesar del tratamiento, seguirán cometiendo acciones delictivas con otros medios u objetos. Otros apuntan, sobre el hecho de que la castración química puede aumentar la violencia del sujeto, con todo lo que esto implica. Sin un lugar a dudas, una medida polémica, pero que abre el debate sobre una cuestión penal que necesita actualizarse. (Fuente: Diario Crítica- nuestra redacción).