"Adoro el sexo con mi mujer, pero la excitación que siento por un hombre me está perturbando. Sé que no soy gay, no acepto que me atraiga un hombre, pero sueño que me acuesto con él y lo peor es que siento un placer enorme. ¿Qué me pasa? Tengo miedo a destruir mi matrimonio". La confesión es de F., profesional de 34 años, que al percibir una atracción por un compañero de trabajo buscó ayuda terapéutica. Un estudio pronostica que en un futuro próximo la bisexualidad ganará las relaciones amorosas y será moneda corriente.
El testimonio de F. es relatado en el libro "La cama reb/velada. Pasado, presente y futuro del sexo y del amor" (Editorial del Nuevo Extremo). La autora, Regina Navarro Lins, es una reconocida psicoanalista y sexóloga brasileña, autora de varios libros sobre la temática y ex profesora de la Pontificia Universidad Católica do Río de Janeiro (PUC-Río); quien asegura que "el abanico de elecciones respecto del amor se amplía".
La obra de la sexóloga brasileña realiza un pormenorizado análisis del amor, el matrimonio y el sexo a lo largo de la historia y las diferentes culturas. La conclusión a la que arriba es que "la satisfacción en una sola pareja queda debilitada ante la hipótesis de que es posible amar a más de un persona a la vez".
El estudio habla así de una verdadera "revolución de las relaciones" donde no queda afuera una nueva forma de vincularse amorosamente entre los seres humanos. Menciona una nueva figura que gana terreno en los encuentros enamoradizos y que es el "poliamor".
Poliamor es un neologismo que significa tener más de una relación íntima, amorosa, sexual (no necesariamente) y duradera de manera simultánea con varias personas, con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los amores involucrados.
La definición actual del concepto de Poliamor por parte de Morning Glory otorgada a solicitud del editor del Diccionario Inglés Oxford, es la siguiente:
“La práctica, estado o habilidad para tener más de una relación amorosa, sexual, simultánea, con el pleno conocimiento y consentimiento de todos los amores involucrados.”
Los dos ingredientes esenciales del concepto poliamor son “más de uno” y “amor”, esto es, se espera que más de dos personas puedan, en un mismo tiempo, estar relacionadas amorosamente e involucradas en sus vidas y cuidado mutuo, en dimensiones múltiples. Este término no aplica para meras relaciones sexuales casuales, orgías anónimas, pernoctas, amoríos, prostitución, monogamia seriada u otras definiciones populares de intercambio de pareja (“swinging” en inglés).
En otras palabras, será aceptado cada vez con más naturalidad que los lazos de pareja no mueren en el matrimonio sino que es posible estar con más de una persona a la vez, por razones afectivos o profesionales, por ejemplo. La autora insiste en que se trata de una verdadera "revolución en las relaciones".
Para darle fuerza a su aseveración recuerda cómo se ha ido ampliando el concepto de familia y que las parejas homosexuales ya son aceptadas con más naturalidad. O bien da testimonios de cuántas personas se sienten atraidas por compañeros y compañeras de trabajo y desean fervientemente mantener una relación más que laboral.
Fluidez de los deseos
En el plano sexual, una de las manifestaciones del "poliamor" es la bisexualidad. Para explicar cómo esta posibilidad crece en los vínculos entre hombres y mujeres, la brasileña menciona las investigaciones del médico norteamericano Alfred Kinsey, cuya historia la narra la película "Kinsey, el científico del sexo", interpretada por Liam Neeson y dirigida por Bill Condon.
Es que Kinsey aseguraba que "la fluidez de los deseos sexuales hace que por cada heterosexual, exista por lo menos una persona que sienta en diverso grado, deseo por los dos sexos".
Lo cierto es la opinión de Kinsey suma en el análisis de la brasileña y una y otra vez repite en su trabajo que "nos dirigimos hacia el fin del género sexual". Apoyada en otras investigaciones recuerda otras exploraciones que ratifican que no faltará mucho para que la identidad sexual se convierta en una característica secundaria, como lo es el tipo sanguíneo. Para la sexóloga ya no quedan dudas: los hombres y mujeres cada vez más escogerán a sus parejas no ya por el sexo sino por la compatibilidad de personalidades.