Más denuncias de traición por parte del matrimonio K… ¿Cuántas veces van a repetir lo mismo? ¿Cuándo van a poner una cuota de serenidad en lugar de echar más leña al fuego? Pareciera que nunca.
Como una especie de toro ciego que sigue tozudamente intentando destruir con su cabeza una montaña de granito, el matrimonio k, sigue buscando la confrontación y acusando de traición a mucha gente sin meditar, porque razón las cosas ocurren de la forma que ocurren.
¿Por qué tantos actos? ¿Por qué el ex presidente no acompañó a su esposa? ¿Por qué Néstor Kirchner no se refugió en su reducto del cono urbano bonaerense (un acto hecho a las apuradas) y eligió a la Provincia de Entre ríos? Preguntas con respuestas obvias. El gobierno decidió utilizar el día de la lealtad para marcar diferencias y buscar la confrontación desafiando a distintos sectores de la sociedad.
Ante las acusaciones de traición, tenemos que observar, que si un soldado escapa de sus filas en el frente de batalla, efectivamente es un traidor; pero si quienes escapan son la mitad de un ejército completo, tenemos que entender que algo más grave está pasando. Ya no hay un problema de traición, hay un problema de comandancia ¿Cómo puede pensar un General en infundir respeto en el enemigo y en la gente común, cuando no puede infundirlo ni siquiera en su propia tropa?
También es verdad, que cuando un ejército se arma sin convicciones, ni lealtades fuertes; cuando se hace solamente un rejunte de conscriptos y mercenarios; puede ocurrir que en determinados momentos críticos del fragor de la lucha, el precio no justifique más el costo y se produzca la desbandada.
O también, podemos pensar la cuestión de otra manera, imaginemos un buque de guerra formando completamente por marineros fieles y leales, convencidos por completo de la insignia que enarbolan, pero que sin embargo en determinado momento igualmente abandonan el barco.
Quizás estos marineros díscolos en lugar de ser traidores, al contrario fueron fieles a sus ideas y se bajaron de la nave cuando entendieron la verdadera identidad del buque y del color su bandera. Descubrieron, después de varias batallas que parecían inentendibles, que sus aparentes líderes, no eran lo que ellos gritaban a los 4 vientos, sino algo muy distinto… y se fueron en busca del barco correcto.
Quizás el dolor perdura, porque los almirantes de esta nave, se pensaron que sus marineros, realmente nunca iban a conocer el verdadero destino de su empresa, o quizás, pensaron ingenuamente que nos les interesaban estas cuestiones y mientras recibieran parte del botín, seguirían a bordo.
Como sea… hombre al agua.
Y a estas alturas, en lugar de pleitos y acusaciones internas, ya deberíamos pensar en evitar el naufragio.
Como una especie de toro ciego que sigue tozudamente intentando destruir con su cabeza una montaña de granito, el matrimonio k, sigue buscando la confrontación y acusando de traición a mucha gente sin meditar, porque razón las cosas ocurren de la forma que ocurren.
¿Por qué tantos actos? ¿Por qué el ex presidente no acompañó a su esposa? ¿Por qué Néstor Kirchner no se refugió en su reducto del cono urbano bonaerense (un acto hecho a las apuradas) y eligió a la Provincia de Entre ríos? Preguntas con respuestas obvias. El gobierno decidió utilizar el día de la lealtad para marcar diferencias y buscar la confrontación desafiando a distintos sectores de la sociedad.
Ante las acusaciones de traición, tenemos que observar, que si un soldado escapa de sus filas en el frente de batalla, efectivamente es un traidor; pero si quienes escapan son la mitad de un ejército completo, tenemos que entender que algo más grave está pasando. Ya no hay un problema de traición, hay un problema de comandancia ¿Cómo puede pensar un General en infundir respeto en el enemigo y en la gente común, cuando no puede infundirlo ni siquiera en su propia tropa?
También es verdad, que cuando un ejército se arma sin convicciones, ni lealtades fuertes; cuando se hace solamente un rejunte de conscriptos y mercenarios; puede ocurrir que en determinados momentos críticos del fragor de la lucha, el precio no justifique más el costo y se produzca la desbandada.
O también, podemos pensar la cuestión de otra manera, imaginemos un buque de guerra formando completamente por marineros fieles y leales, convencidos por completo de la insignia que enarbolan, pero que sin embargo en determinado momento igualmente abandonan el barco.
Quizás estos marineros díscolos en lugar de ser traidores, al contrario fueron fieles a sus ideas y se bajaron de la nave cuando entendieron la verdadera identidad del buque y del color su bandera. Descubrieron, después de varias batallas que parecían inentendibles, que sus aparentes líderes, no eran lo que ellos gritaban a los 4 vientos, sino algo muy distinto… y se fueron en busca del barco correcto.
Quizás el dolor perdura, porque los almirantes de esta nave, se pensaron que sus marineros, realmente nunca iban a conocer el verdadero destino de su empresa, o quizás, pensaron ingenuamente que nos les interesaban estas cuestiones y mientras recibieran parte del botín, seguirían a bordo.
Como sea… hombre al agua.
Y a estas alturas, en lugar de pleitos y acusaciones internas, ya deberíamos pensar en evitar el naufragio.
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