Metido en el traje de opositor al kirchnerismo que lo viste desde la guerra gaucha, Felipe Solá invitó ayer a “no pensar más en un movimiento político como un grupo de soldados que van a la guerra”.
Con la mira puesta en la conducción del PJ, el diputado consideró que esa forma de ver la política “es una herencia” de quienes militaron “en los años setenta” que hay que desterrar.
En una conferencia de prensa organizada por la Fundación Konrad Adenauer el bonaerense dijo también que él es “uno de los que puede tener chances” de ser candidato a presidente en los comicios de 2011.
“No creo que sea un destino manifiesto, simplemente soy uno de los que pueden tener una chance. Hay que estar muy seguro de estar en condiciones de serlo y creo que voy a tener la objetividad suficiente para decidir si puedo ser yo”, aclaró Solá.
Con respecto a las elecciones legislativas del año próximo, el diputado fue más explícito y reiteró que no será candidato por el justicialismo, ya que “no hay posibilidad dentro del pejotismo de llevar adelante un proyecto distinto”.“Obviamente tengo un impulso a presentarme”, avisó, aunque aclaró que “falta un año y me permito tomarme mis tiempos para pensar”.
Solá dijo que si finalmente decide competir con un partido propio, renunciará a la banca que ocupa desde diciembre de 2007. “No se puede jugar a que si gano soy diputado y si pierdo también. Tendré que renunciar, aun después de haber entrado a la Cámara en un bloque con el que no me estoy llevando para nada bien”, reconoció.
En su condición actual de peronista disidente, Solá aprovechó el encuentro para criticar al Gobierno. “Estamos hartos de la extorsión en base a los dineros públicos que deben ser enviados automáticamente a las provincias y que son retaceados en función de la posición política que deben tomar los legisladores”, protestó, y denunció que “los hombres que quieren estar en la ‘nomenklatura’ con K quieren estar bajo el amparo del Estado, estar en un colectivo que por inercia les asegure una permanencia. El apoyo popular parece ser un detalle que se verá más adelante”.
Su ira también apuntó a “los diputados que aseguran hasta media hora antes que van a votar algo en un sentido y luego reciben un llamado de un gobernador o alguien de Presidencia, para después votar lo contrario”. “Después cuando me ven, cruzan de vereda”, se quejó con amargura.
Solá también recordó sus momentos de mayor cercanía al matrimonio Kirchner, cuando todavía era su aliado político en la provincia de Buenos Aires: “Yo creí en este gobierno durante varios años, me parece que hizo cosas materiales y espirituales muy importantes. Pero también creí en el cambio de estilo político y en eso fui traicionado, porque quienes impulsamos las consignas en 2005 fuimos luego enviados a un destierro político progresivo”. (Fuente: Diario Critica de la Argentina).
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