Al mediodía de ayer, cuando la Bolsa de Madrid profundizaba una caída a esa altura inevitable, generada por la decisión del gobierno argentino de dar fin al sistema de AFJP, la presidenta Cristina Kirchner tomó el teléfono y se comunicó con Trinidad Jiménez, la secretaria de Estado para Iberoamérica de España, tal vez su mejor contacto en el gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero: “Quiero garantizarte que esta medida no implica nuevas estatizaciones. Es sólo un cambio en el sistema de jubilaciones. El Gobierno no va a ingresar en las empresas españolas”, intentó tranquilizar la mandataria, según confirmaron a Crítica de la Argentina fuentes de su entorno inmediato.
Los empresarios ibéricos con intereses en la Argentina habían entrado en pánico: temen que el kirchnerismo intente ocupar espacios de poder en los directorios de las empresas españolas que tenían buena parte de sus acciones en manos de AFJP, ahora traspasadas al control estatal, como ocurre en el caso de varias megacompañías: el banco BBVA, Gas Natural Ban, Telefónica y el Banco Santander, entre otras y con matices particulares en cada caso. “Las acciones que tenían las AFJP en esas empresas sólo permiten tener posiciones para negociar o esperar la rentabilidad para cobrar dividendos, nada más”, explicó a este diario un ministro que pidió no ser identificado. Hasta ahora, el Gobierno no informó de manera oficial nada sobre ese tema. Otro miedo de los inversores, según lo hicieron llegar a la Casa Rosada, es que la ANSES inicie una venta masiva de acciones, lo que derrumbaría su cotización en los mercados. El llamado de Cristina a Jiménez fue para despejar cualquier duda también en ese sentido.
Un par de horas más tarde de realizada esa comunicación y por pedido de la Presidenta y de Néstor Kirchner, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, se entrevistó con la cúpula de las dos empresas de capitales españoles más poderosas del país. El funcionario recibió primero en su despacho al presidente del Grupo Telefónica en el país, Eduardo Caride, y al director general de Relaciones Institucionales del Grupo en España, José Luis Rodríguez Zarco. Después de esa reunión, el ministro se vio con el vicepresidente de Repsol-YPF, Enrique Eskenazi; el director ejecutivo adjunto, Matías Eskenazi, y el director general de operaciones, Matías Gomis. El mensaje para los hombres de negocios fue transmitirle tranquilidad diciendo que el Gobierno no modificó su plan de relación con esas empresas y, sobre todo, que se hará un uso racional del dinero de las AFJP que ingresará a las arcas públicas. “En la Argentina las empresas tienen seguridad jurídica, por eso no hay motivo alguno de preocupación, especialmente en el caso de YPF, ya que conocemos con detalle su plan de negocios e inversiones y nos parece adecuado a las necesidades del país”, dijo después De Vido, el interlocutor de Olivos con el establishment nacional e internacional. En una de las peores semanas de la Bolsa porteña, el funcionario recibió información de primera mano de parte de su titular, Adelmo Gabbi, con quien también dialogó en reserva.
El Gobierno vivió ayer un día muy agitado. Desde Olivos, Kirchner se comunicó varias veces con los ministros, y sobre todo con el jefe de Gabinete, Sergio Massa, quien pasó buena parte de la tarde reunido con el titular de la ANSES, Amado Boudou, ajustando detalles del nuevo Sistema de Previsional Argentino (SIPA). No descartan, como golpe de efecto, anunciar un nuevo aumento a los jubilados.
Según pudo saber este diario, una parte del Gabinete consideró que el anuncio del fin de las AFJP fue apresurado, lo que provocó la incertidumbre y la falta de información de los empresarios e inversores. Ningún funcionario se va a animar a admitirlo en público. (Fuente: diario Critica de la Argentina).

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