El avión estalló en la pista después de rebotar y avanzar contra el pavimento. No se incendió un motor al tomar altura, como apuntaron los primeros testimonios. El vídeo grabado por AENA del despegue del fatídico vuelo JK5022 de Spanair, revela que el aparato apuró la pista de la T4 (quizás debido a un fallo de potencia) y tras elevarse sólo unos metros, cayó a la derecha.
El vídeo no muestra ninguna explosión ni estallido del motor en el aire. Tras caer, el fuselaje recorrió escorado la pista. Sólo estalló tras varios segundos rebotando contra el suelo, según fuentes próximas a la investigación. Una de las chispas del rozamiento ya había prendido el queroseno y la tragedia era inevitable.
Muchas de las víctimas quedaron carbonizadas. Tanto, que ayer seguían sin nombre ni apellidos más de 100 cadáveres y 80 de ellos sólo podrán ser identificados con muestras de ADN. Un total de 19 personas seguían ingresadas en los hospitales.
La tragedia del JK5022 sigue envuelta en confusiones; con ayuda de técnicos de EE UU, comenzaron ayer a estudiar sobre el terreno los restos del aparato y las dos cajas negras, una de las cuales está dañada.
Aunque la investigación puede tardar meses, el director general de Aviación Civil, del Ministerio de Fomento, Manuel Bautista, declaró ayer a EL PAÍS: "Ha habido más de un fallo". Bautista dejó claro, aun sin especular sobre las causas, que "un fallo del motor no es causa de un accidente. Eso está de sobra contemplado en todas las normas. Junto con otras causas puede ser que tumbe el avión. Habrá que determinar el conjunto de causas que han concurrido". Y remató, enigmático: "No estoy tan seguro de que fallara el motor".
En las grandes catástrofes aéreas hay fallos mecánicos que a menudo desembocan en un error humano.
La investigación se centra en averiguar por qué el piloto abortó el primer despegue, previsto para las 13.20, y pidió una reparación. "El piloto detectó algo cuando se llevó el avión de la pista. Él creyó que estaba resuelto si decidió despegar", explicó Bautista. El avión estuvo 40 minutos bajo la supervisión de un mecánico y el comandante firmó el parte con el que se declaró conforme con la revisión. A las 14.23 volvió a acelerar por la pista 36-L de Barajas. Ya iba rumbo al desastre.
Spanair quitó importancia a esa primera reparación. En rueda de prensa Spanair, explicó que la avería que retrasó la salida consistió en un "calentamiento excesivo en una toma de aire que alimenta algunos sistemas del avión". Se trata de un aparato situado en la parte delantera del fuselaje, cerca de la cabina. Ese sistema permite que funcione el calefactor para que que no se forme hielo en el motor en altura o en invierno.
Ese calefactor falló y por eso el piloto regresó al aparcamiento, según el director de producción de Spanair, Javier Mendoza, que añadió que no tiene que estar encendido en tierra. El problema se solucionó, explicó la compañía, "quitando el interruptor" de la alimentación. "Se aisló el problema, se corrigió y se despachó el vuelo", concluyó la empresa.
José María Delgado, presidente del sindicato mayoritario de técnicos, Asetma, explicó: "El técnico que revisó el avión no pudo reparar el sistema". Pero como el manual de la compañía permite volar con esa avería hasta 10 días, y debido a que con las condiciones meteorológicas -con ese calor no era necesario el calefactor- no hacía falta repararlo. Así que "el problema se solucionó desconectándolo, no reparándolo". "No afectaba para nada al pilotaje ni al accidente que se produjo", explica el técnico.
Según fuentes próximas a la investigación judicial, el fallo estaba en el mismo motor que luego originó el accidente. Dichas fuentes precisan que las pesquisas del juez serán largas. Y que pondrán especial énfasis en averiguar de qué avisó la luz que se encendió en la cabina. Supuestamente, los técnicos entendieron que ese fallo no era importante y autorizaron la salida del avión.
Una fuente judicial explica: "El accidente pudo ser fortuito e impredecible, con lo cual las gestiones judiciales irían encaminadas a procurar que las familias de las víctimas sean indemnizadas. Por el contrario, pudo haber una negligencia. Si se autorizó la salida del avión sin haber reparado adecuadamente la avería de la que avisó la luz que se encendió en la cabina, está claro que hay una responsabilidad penal. Pero todo eso", zanjan estos medios, "hay que aclararlo antes de tomar decisiones. Los informes periciales serán fundamentales para ello". (Fuente: Diario El Pais).
El vídeo no muestra ninguna explosión ni estallido del motor en el aire. Tras caer, el fuselaje recorrió escorado la pista. Sólo estalló tras varios segundos rebotando contra el suelo, según fuentes próximas a la investigación. Una de las chispas del rozamiento ya había prendido el queroseno y la tragedia era inevitable.
Muchas de las víctimas quedaron carbonizadas. Tanto, que ayer seguían sin nombre ni apellidos más de 100 cadáveres y 80 de ellos sólo podrán ser identificados con muestras de ADN. Un total de 19 personas seguían ingresadas en los hospitales.
La tragedia del JK5022 sigue envuelta en confusiones; con ayuda de técnicos de EE UU, comenzaron ayer a estudiar sobre el terreno los restos del aparato y las dos cajas negras, una de las cuales está dañada.
Aunque la investigación puede tardar meses, el director general de Aviación Civil, del Ministerio de Fomento, Manuel Bautista, declaró ayer a EL PAÍS: "Ha habido más de un fallo". Bautista dejó claro, aun sin especular sobre las causas, que "un fallo del motor no es causa de un accidente. Eso está de sobra contemplado en todas las normas. Junto con otras causas puede ser que tumbe el avión. Habrá que determinar el conjunto de causas que han concurrido". Y remató, enigmático: "No estoy tan seguro de que fallara el motor".
En las grandes catástrofes aéreas hay fallos mecánicos que a menudo desembocan en un error humano.
La investigación se centra en averiguar por qué el piloto abortó el primer despegue, previsto para las 13.20, y pidió una reparación. "El piloto detectó algo cuando se llevó el avión de la pista. Él creyó que estaba resuelto si decidió despegar", explicó Bautista. El avión estuvo 40 minutos bajo la supervisión de un mecánico y el comandante firmó el parte con el que se declaró conforme con la revisión. A las 14.23 volvió a acelerar por la pista 36-L de Barajas. Ya iba rumbo al desastre.
Spanair quitó importancia a esa primera reparación. En rueda de prensa Spanair, explicó que la avería que retrasó la salida consistió en un "calentamiento excesivo en una toma de aire que alimenta algunos sistemas del avión". Se trata de un aparato situado en la parte delantera del fuselaje, cerca de la cabina. Ese sistema permite que funcione el calefactor para que que no se forme hielo en el motor en altura o en invierno.
Ese calefactor falló y por eso el piloto regresó al aparcamiento, según el director de producción de Spanair, Javier Mendoza, que añadió que no tiene que estar encendido en tierra. El problema se solucionó, explicó la compañía, "quitando el interruptor" de la alimentación. "Se aisló el problema, se corrigió y se despachó el vuelo", concluyó la empresa.
José María Delgado, presidente del sindicato mayoritario de técnicos, Asetma, explicó: "El técnico que revisó el avión no pudo reparar el sistema". Pero como el manual de la compañía permite volar con esa avería hasta 10 días, y debido a que con las condiciones meteorológicas -con ese calor no era necesario el calefactor- no hacía falta repararlo. Así que "el problema se solucionó desconectándolo, no reparándolo". "No afectaba para nada al pilotaje ni al accidente que se produjo", explica el técnico.
Según fuentes próximas a la investigación judicial, el fallo estaba en el mismo motor que luego originó el accidente. Dichas fuentes precisan que las pesquisas del juez serán largas. Y que pondrán especial énfasis en averiguar de qué avisó la luz que se encendió en la cabina. Supuestamente, los técnicos entendieron que ese fallo no era importante y autorizaron la salida del avión.
Una fuente judicial explica: "El accidente pudo ser fortuito e impredecible, con lo cual las gestiones judiciales irían encaminadas a procurar que las familias de las víctimas sean indemnizadas. Por el contrario, pudo haber una negligencia. Si se autorizó la salida del avión sin haber reparado adecuadamente la avería de la que avisó la luz que se encendió en la cabina, está claro que hay una responsabilidad penal. Pero todo eso", zanjan estos medios, "hay que aclararlo antes de tomar decisiones. Los informes periciales serán fundamentales para ello". (Fuente: Diario El Pais).
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