Nunca lo terminaron de tragar, pero aprendieron a convivir con él mientras les fue útil. Los popes del establishment ahora creen que es hora de ponerle más límites a Néstor Kirchner. Aunque no ven todavía una alternativa de poder al matrimonio gobernante, prevén calentar el verano con críticas que venían reservando a las tertulias privadas y el off the record con la prensa. También congelaron planes de inversión y empezaron a comprar dólares y deshacerse de parte de su personal, acelerando el impacto local de la crisis mundial. Lo que terminó de decidirlos fue el proyecto de eliminación de las AFJP, que ya condenaron la UIA y la aún más poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA).
El cambio de humor entre los empresarios más influyentes del país fue tan radical como rápido. El coloquio de IDEA volvió a convertir a Mar del Plata en una tribuna opositora, pero las reuniones más importantes de la semana fueron en Buenos Aires, a pocas cuadras de la Casa Rosada.
El miércoles, en un lujoso salón del hotel Four Seasons, la comisión directiva de la AEA decidió renovar por un año más el mandato de Luis Pagani (Arcor) al frente de la entidad. Pero también acordó que su director ejecutivo, Jaime Campos, pasará de simple organizador a vocero activo del club fundado al calor de la crisis de 2002.
Su comunicado de repudio al proyecto no fue una defensa de las AFJP. Salvo los banqueros, todos sus miembros reconocen que la jubilación privada fue un fracaso. Algunos coinciden incluso en que las comisiones fueron “algo abusivas”. Igual destacaron en el texto que la reforma previsional “no puede adoptarse de manera urgente” y reivindicaron “los derechos de propiedad de los trabajadores sobre los aportes”.
Claro que eso es lo que menos los preocupa. “El problema es que se ha traspasado un límite, se ha tocado un nervio diferente –comentó a Crítica de la Argentina un vicepresidente de la AEA–. Ahora sí está en juego la seguridad jurídica, porque si me preguntan si van a reestatizar los puertos, yo ya no puedo asegurar que no.”
La entidad agrupa a lobbies muchas veces enfrentados y sólo unidos en momentos de pánico. Hay industriales, banqueros, dueños de cadenas comerciales, empresarios de medios (ver recuadro) y hasta millonarios ya inactivos como Amalia Lacroze de Fortabat, que vendió Loma Negra a los brasileños de Camargo Correa.
“No es que vamos a ser más confrontativos, pero sí marcar más el camino. Cada vez cuesta más entender la lógica de las decisiones del Gobierno”, deslizó otro de los directivos que se reunieron el miércoles.
En la sede de la UIA en Avenida de Mayo y Lima, el martes también volaron los dardos venenosos contra Néstor y Cristina. Fue durante una reunión de la Junta Directiva en la que los industriales del interior volvieron a advertir que si no se deja subir el dólar y continúa cayendo la demanda externa, los despidos seguirán multiplicándose.
La central fabril ya había publicado la semana pasada un comunicado crítico sobre el fin de la jubilación privada. Aunque protagonizaron una dura interna entre sí hace un mes, los que se opusieron fueron Juan Lascurain y José de Mendiguren, presidente y vice tercero, respectivamente. Se impuso el criterio de las grandes firmas que temen lo mismo que la AEA: que haya más reestatizaciones.
La mayoría de los empresarios votó a Cristina y algunos colocaron a sus hombres en puestos clave, como hizo Cristiano Rattazzi (Fiat) con el secretario de Industria, Fernando Fraguío. Además la mayoría preferiría que el crecimiento se sostuviera para que la demanda de sus productos y servicios no se viera afectada.
Pero en tiempos de crisis, el crédito es a corto plazo. En este caso, desde que asumió Cristina, duró menos de un año.
Los verdaderos dueños del país
La AEA es un lobby patronal multisectorial fundado en mayo de 2002 e integrado por los dueños de las principales firmas del país. Industriales como Paolo Rocca (Techint), Teddy Karagozian (TN Platex) y todos los jefes de las automotrices, constructores como Aldo Roggio y José Cartellone, dueños de medios como Julio Saguier (La Nación) y Héctor Magneto (Clarín), ruralistas como Gustavo Grobocopatel y banqueros como Juan Brouchou (Citi) son algunos de sus miembros. En total emplean 300 mil personas y facturan 200 mil millones de pesos. (Fuente: diario Critica de la Argentina).

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