Hace un año, Cristina Fernández obtenía la Presidencia con el 46% de los votos y una alta imagen positiva. Apenas doce meses después de reemplazar a su marido, Néstor Kirchner, la gestión de la jefa de Estado naufraga entre los coletazos de la guerra gaucha y la crisis financiera mundial, que golpean la puerta de la Casa Rosada.
En estos 365 días, la Presidenta perdió entre 20 y 25 puntos de popularidad, convirtió su principal fortaleza (la economía) en su mayor problema y se peleó con dirigentes, sectores sociales y hasta gobernantes extranjeros que la habían ayudado a llegar al poder con relativa tranquilidad.
Según los analistas, Cristina arrancó su Gobierno con el 60% de aprobación cuando llegó al poder bajó al 40%. Y ahora se ubica en un promedio de unos 30 puntos, lo que no le alcanzaría para superar a la oposición sin ballotage.
Consultado por Críticadigital, Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, explicó que “no sería grave si se tratara del final del mandato, pero es una caída muy grande para un gobierno que recién se inicia. Creo que el descenso se debe a tres causas: la pérdida del apoyo rural por el aumento de las retenciones, el debilitamiento del respaldo de los sectores populares por la inflación y el incremento del malestar de la clase media por el estilo que perciben como autoritario”.
En tanto, el consultor Carlos Germano le explicó a Críticadigital que el primer año de la Presidenta “fue gris y con un desgaste fuerte, luego del conflicto con el campo la crisis financiera que terminó de hundir al Gobierno”.
Luego, Germano analizó que el principal error del oficialismo es “creer que tenemos la misma agenda que el período 2003-2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Ahora, la sociedad rechaza el estilo cerrado y unipersonal del matrimonio K”.
Pese al balance negativo del primer año, los consultores le dan a la Presidenta la posibilidad de recuperar su imagen de cara al 2009. Sobre el tema, Germano le confió a Criticadigital que “es fundamental ver como sale del Congreso la estatización de las jubilaciones y el impuesto al cheque, del cual las provincias reclaman la coparticipación. Si dejan de lado el personalismo y crece la figura de Cristina sobre la de su marido, puede mejorar la imagen del Gobierno”.
En cambio, Fraga tiene una visión más negativa respecto del futuro de Cristina. “Sus actitudes consumistas le generaron un costo político adicional. Su estilo es muy diferente al de la canciller alemana Angela Merkel o de la presidenta chilena Michele Bachelet, que son mucho más austeras”.
Este analista le recomendó a la esposa de Kirchner que “debe hablar menos, reducir su exposición y su desgaste, mostrar un equipo de gobierno más activo, reunir el gabinete, adoptar un estilo más austero y frugal al estilo de sus colegas de Alemania y Chile”.
LAS CRISIS DE CRISTINA. La primera bomba le estalló durante el verano cuando desde Estados Unidos destaparon la olla de la valija de Antonini Wilson y la conexión con el financiamiento de la campaña K. Eso no fue todo, meses después se supo que Sebastián Forza, una de las víctimas del triple crimen, relacionado con el tráfico de efedrina a México, fue uno de los aportantes a la publicidad proselitista de Cristina.
Luego en marzo, las cosas no mejoraron: se desató la guerra gaucha a partir del intento oficial de instaurar la retenciones móviles con la resolución 125, que terminó cayendo por el voto “no positivo”, del vicepresidente Julio Cobos.
El conflicto con el campo se llevó al ministro de Economía, Martín Lousteau, quien fue reemplazado por Carlos Fernández, un ex funcionario bonaerense casi desconocido para la opinión pública. Luego de la caída de la resolución 125, en tanto, dejó el gobierno el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y fue reemplazado por el hiperactivo intendente de Tigre Sergio Massa.
Una pelea interna con la Aduana, se fue de la AFIP Alberto Abad, quien fue reemplazado por Carlos Moroni. La disputa se saldó a favor de Ricardo Echegaray, un pingüino de pura cepa, quien pasó desde la Aduana a la ONCCA, el organismo encargado de distribuir los subsidios rurales.
LOS GOLPES DEL CRACK MUNDIAL. A la crisis política, se suman los desaciertos económicos frente al crack financiero mundial. Anunció en septiembre el pago de deuda al Club de París y los mercados le dieron la espalda. Luego, aprovechó su visita a Nueva York para comunicar que también pagaría a los deudores privados y los índices de credibilidad ni se inmutaron.
Y su último gran anuncio, la estatización de las jubilaciones y el fin de las AFJP, provocó un derrumbe de la Bolsa porteña, con repercusiones en el mercado español. (Fuente: Diario Critica de la Argentina).
En estos 365 días, la Presidenta perdió entre 20 y 25 puntos de popularidad, convirtió su principal fortaleza (la economía) en su mayor problema y se peleó con dirigentes, sectores sociales y hasta gobernantes extranjeros que la habían ayudado a llegar al poder con relativa tranquilidad.
Según los analistas, Cristina arrancó su Gobierno con el 60% de aprobación cuando llegó al poder bajó al 40%. Y ahora se ubica en un promedio de unos 30 puntos, lo que no le alcanzaría para superar a la oposición sin ballotage.
Consultado por Críticadigital, Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, explicó que “no sería grave si se tratara del final del mandato, pero es una caída muy grande para un gobierno que recién se inicia. Creo que el descenso se debe a tres causas: la pérdida del apoyo rural por el aumento de las retenciones, el debilitamiento del respaldo de los sectores populares por la inflación y el incremento del malestar de la clase media por el estilo que perciben como autoritario”.
En tanto, el consultor Carlos Germano le explicó a Críticadigital que el primer año de la Presidenta “fue gris y con un desgaste fuerte, luego del conflicto con el campo la crisis financiera que terminó de hundir al Gobierno”.
Luego, Germano analizó que el principal error del oficialismo es “creer que tenemos la misma agenda que el período 2003-2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Ahora, la sociedad rechaza el estilo cerrado y unipersonal del matrimonio K”.
Pese al balance negativo del primer año, los consultores le dan a la Presidenta la posibilidad de recuperar su imagen de cara al 2009. Sobre el tema, Germano le confió a Criticadigital que “es fundamental ver como sale del Congreso la estatización de las jubilaciones y el impuesto al cheque, del cual las provincias reclaman la coparticipación. Si dejan de lado el personalismo y crece la figura de Cristina sobre la de su marido, puede mejorar la imagen del Gobierno”.
En cambio, Fraga tiene una visión más negativa respecto del futuro de Cristina. “Sus actitudes consumistas le generaron un costo político adicional. Su estilo es muy diferente al de la canciller alemana Angela Merkel o de la presidenta chilena Michele Bachelet, que son mucho más austeras”.
Este analista le recomendó a la esposa de Kirchner que “debe hablar menos, reducir su exposición y su desgaste, mostrar un equipo de gobierno más activo, reunir el gabinete, adoptar un estilo más austero y frugal al estilo de sus colegas de Alemania y Chile”.
LAS CRISIS DE CRISTINA. La primera bomba le estalló durante el verano cuando desde Estados Unidos destaparon la olla de la valija de Antonini Wilson y la conexión con el financiamiento de la campaña K. Eso no fue todo, meses después se supo que Sebastián Forza, una de las víctimas del triple crimen, relacionado con el tráfico de efedrina a México, fue uno de los aportantes a la publicidad proselitista de Cristina.
Luego en marzo, las cosas no mejoraron: se desató la guerra gaucha a partir del intento oficial de instaurar la retenciones móviles con la resolución 125, que terminó cayendo por el voto “no positivo”, del vicepresidente Julio Cobos.
El conflicto con el campo se llevó al ministro de Economía, Martín Lousteau, quien fue reemplazado por Carlos Fernández, un ex funcionario bonaerense casi desconocido para la opinión pública. Luego de la caída de la resolución 125, en tanto, dejó el gobierno el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y fue reemplazado por el hiperactivo intendente de Tigre Sergio Massa.
Una pelea interna con la Aduana, se fue de la AFIP Alberto Abad, quien fue reemplazado por Carlos Moroni. La disputa se saldó a favor de Ricardo Echegaray, un pingüino de pura cepa, quien pasó desde la Aduana a la ONCCA, el organismo encargado de distribuir los subsidios rurales.
LOS GOLPES DEL CRACK MUNDIAL. A la crisis política, se suman los desaciertos económicos frente al crack financiero mundial. Anunció en septiembre el pago de deuda al Club de París y los mercados le dieron la espalda. Luego, aprovechó su visita a Nueva York para comunicar que también pagaría a los deudores privados y los índices de credibilidad ni se inmutaron.
Y su último gran anuncio, la estatización de las jubilaciones y el fin de las AFJP, provocó un derrumbe de la Bolsa porteña, con repercusiones en el mercado español. (Fuente: Diario Critica de la Argentina).
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