Madrid "El poder necesita una crítica constante y fecunda". El presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, formuló esta definición de principios frente a los directores y editores de diarios de toda América. Esta misma frase jamás podría ser pronunciada y, menos aún, respetada por las autoridades de los países de la inmensa mayoría de los periodistas presentes.
Rodríguez Zapatero, el rey Juan Carlos, el ex presidente español Felipe González y el escritor peruano Mario Vargas Llosa fueron los oradores centrales y expusieron ante más de 500 representantes de medios de comunicación en el marco del 64º congreso de la Sociedad Interamericana de Prensa que quedó clausurado ayer en Madrid.
"Las críticas contribuyen a desmitificar el poder y a las personas que lo ostentan", precisó Zapatero, y aseguró que son "una buena manera de limitarlo". Rindió su homenaje a los periodistas que arriesgan y a veces pierden sus vidas en muchos lugares del planeta, a la vez que calificó como "dramático e intolerable" que en 2008 hayan sido asesinados 30 trabajadores de prensa y otros 140 permanezcan encarcelados. También destacó que muchas empresas de medios contribuyen a trazar lazos entre países con una historia común y profundas raíces culturales.
Tras asegurar que su gobierno ha sido respetuoso de la libertad de expresión incluso en los medios públicos, dijo que prensa y democracia son inseparables. "Más medios, más pluralidad, más independencia, y ello repercute en una mayor libertad y una democracia más viva".
A tono con la preocupación que recorre toda Europa, no dejó de hablar de la crisis financiera global. Pidió "transparencia y responsabilidad" para informar porque "es material altamente sensible".
Una vez finalizado su discurso, bajó del estrado y fue hasta el auditorio, donde se estrechó en un abrazo con el ex presidente de México, Vicente Fox.
La inauguración oficial del encuentro estuvo a cargo del rey de España. Mucho más sereno que en el célebre pedido de silencio a Hugo Chávez, pero igual de imperativo, Juan Carlos exigió a los periodistas compromiso con la verdad y la capacitación para hacer frente a los desafíos que presenta la nueva tecnología.
"Ah, Rosario". Tras sus palabras, el rey participó de un cóctel y recibió innumerables saludos. Muy cerca suyo, Vargas Llosa no cesaba de sacarse fotos con todos los que se lo pedían. "Ah, Rosario, es una linda ciudad. Tengo grandes amigos allí", alcanzó a decirles a los enviados de La Capital antes de que la charla derivase hacia el periodismo. Una charla breve e inconclusa porque el escritor es venerado en Madrid y sus apariciones públicas acaparan la atención.
El semblante del escritor cambió cuando le llegó su turno como orador. Implacable y polémico, habló casi una hora sobre lo que denominó "la civilización del espectáculo". Ya no era el hombre afable y predispuesto de minutos antes; ahora sus palabras sonaron desencantadas. Cuestionó duramente la banalización de la cultura y la proliferación de "un periodismo irresponsable" que se alimenta del escándalo y los chismes. También arremetió contra algunos íconos actuales, como Woody Allen, Paul Auster y Milan Kundera, y los calificó como los exponentes más exitosos de una sociedad que busca solamente entretenimiento y diversión. "Una vanguardia que apuesta al mínimo esfuerzo intelectual", definió, aunque previendo el impacto de esa afirmación, aclaró: "No digo que está mal, digo que es así". En la vereda de enfrente situó, por ejemplo, a Proust, Joyce y Tomas Mann, entre los escritores, y a Bergmann, entre los directores de cine.
También fue crítico con el periodismo porque, a su juicio, ha desaparecido la frontera entre "prensa amarilla y seria". Y lanzó una acusación tajante: "La prensa ha contribuido más que nadie a la construcción de la sociedad light".
Si el almuerzo fue difícil de digerir para muchos editores y directores de diarios, la cena, en el Palacio Municipal de Congresos, no sería mucho mejor.
La crisis, presente. Después de las distinciones de la SIP al periodismo (ninguna recayó en medios de la Argentina) el ex presidente del gobierno español, Felipe González, y Juan Luis Cebrián, consejero del Grupo Prisa y del diario El País, de Madrid, mantuvieron un diálogo sobre la crisis financiera global.
Felipe aseguró que los países de América latina no podrán escapar de la crisis, aunque admitió que en esta ocasión no son ellos los que la han generado. "Interdependencia" fue la palabra que eligió para explicar por qué, pese a que muchos de ellos hicieron bien las cosas (su ejemplo fue Brasil) antes de o después las economías regionales sufrirán el cimbronazo.
Para que la sensación final no fuese tan amarga, la gente del diario El País tenía previsto terminar la jornada de otra manera. Sobre la medianoche subió la escenario el cantante flamenco Diego El Cigala, voz y sentimiento gitano para clausurar la madrugada madrileña. (Fuente: Diario La Capital).

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