Por Fernando Bertello (Diario La Nación)

Como nunca, este año en el campo quien más tuvo todo a su favor para ganar no ha sido precisamente el que trabaja la tierra. Sin correr los típicos riesgos de una explotación a cielo abierto ni fluctuación de precios, en 2008 el rentista, aquel dueño de campo que lo alquila a un tercero, fue la figura que mejor parada quedó en la ecuación, según revelan informes privados.
Es que, en medio de precios de los granos por las nubes que llevaban a alquilar al mejor postor, muchos arrendaron su tierra con la idea de ganar a bajo riesgo. De hecho, en la actualidad más del 50% de la producción se hace sobre tierras de terceros. En pleno conflicto por las retenciones móviles a la exportación, en las rutas se mezclaban productores, inquilinos y rentistas.
Mientras los dos primeros estaban allí para rechazar un cambio de las reglas de juego en plena cosecha, los segundos se acercaron por el miedo a perder ingresos. No por nada ya hay un ajuste en los valores de los alquileres. Con retenciones del 35%, commodities en baja e insumos altos, pagar un arrendamiento caro complica el negocio.
Según un informe de la consultora Openagro, en la campaña 2008/2009 un rentista que alquiló 1000 hectáreas en la zona agrícola núcleo del norte bonaerense a US$ 450 por hectárea obtiene un ingreso de 450.000 "sin correr ningún riesgo". En cambio, la situación es distinta para el productor que tiene que alquilar tierra para sembrar.
"Si comparamos esto con el productor que tiene que alquilar para producir, vemos que para esta campaña, con el mismo precio del arrendamiento, de 450 dólares por hectárea, más 250 dólares de implantación (semillas, agroquímicos, labores), debe invertir alrededor de 700 dólares por hectárea en soja. Suponiendo que lograra cuatro toneladas de rendimiento, estaría obteniendo un resultado negativo de siete dólares por hectárea", dijo Guillermo Villagra, socio de Openagro. Según la firma, mientras en 1000 ha el rentista podría sacar $ 450.000, el productor arrendatario perdería, en esa misma cantidad de hectáreas que alquiló y donde invirtió, unos US$ 7000.
Esta situación se potenció tras la caída de las commodities y ante contratos de alquiler que quedaron cerrados a precios altos. Por esa situación, el rentista quedó mejor parado. "Esto se dio este año, pero no indica que no haya que invertir y producir", aclaró Villagra.
Al margen de las categorías, el informe aborda el escenario para el productor que produce su campo. En ese caso, le hubiera convenido alquilar antes de que cayeran los precios. Según Openagro, en 1000 hectáreas el ingreso para el dueño que produce sería de unos US$ 443.000, un monto levemente inferior a los 450.000 del rentista.
En otro análisis, Guillermo Aiello, del semillero 3-El Semillas, calculó para 2008/2009 una mayor rentabilidad para el rentista antes que para el que produce su campo. Para el rentista toma un valor de arrendamiento de US$ 408,50 por hectárea y le descuenta Ganancias. Además, considera el rendimiento sobre el capital invertido con un valor de US$ 12.000 la hectárea en la zona núcleoIncluye no sólo la soja, sino también una rotación con maíz y trigo, muy afectados por precios en caída y altos costos.
"Para 2008/2009, la rentabilidad es del 2,21 por ciento, sobre el valor del capital invertido, para el propietario que arrienda su campo. En cambio, suponiendo una rotación de cultivos para el productor agropecuario en campo propio, la rentabilidad promedio sobre el capital invertido da 0,91 por ciento", explicó Aiello.
La situación es de quebranto para quien arrienda a un dueño de campo. Con las actuales condiciones el inquilino tendrá, con rotación de cultivos, una rentabilidad negativa del 22,12%. Sólo en maíz perderá US$ 402,96 por hectárea y en trigo tendrá un rojo de 282,16 por hectárea. En soja el quebranto es de 67,27 por hectárea.

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