En su primera visita a Santa Fe desde que empezó la guerra gaucha, Cristina Kirchner debió enfrentar una manifestación de chacareros que en principio pretendían alcanzarle, en vano, un petitorio con reclamos. La Gendarmería y las policías de la provincia de Santa Fe y Federal buscaron acorralar a los manifestantes en un campo lindero a la fábrica Grimoldi, donde ella encabezaba un acto, pero los chacareros, se las ingeniaron para zafar de las pinzas y lograron llamar la atención presidencial. Subidos a sus tractores y camionetas dieron vueltas en círculos hasta formar una gigantesca nube de polvo que dificultó que el helicóptero K levantara vuelo con normalidad. Y despidieron a la Presidenta con notorios cortes de mangas.Fernando Velles Aguirre, el dueño del campo invadido ilegalmente, donde las fuerzas policiales se encolumnaron a manera de cordón de protección, afirmó que los uniformados y todo el aparato de seguridad presidencial entraron a su propiedad sin permiso judicial. Y denunció también que un grupo de militantes del PJ local le prendieron fuego a dos hectáreas de su terreno. “Me dejaron de rehén en mi propio campo”. Los chacareros no eran más de doscientos. Eran afiliados a la Federación Agraria y había también auto-convocados que trabajan los campos de Arroyo Seco, una localidad que hace honor a su nombre y sufre por estos meses una sequía atroz. Desde muy temprano intentaron llegar hasta la fábrica Grimoldi. La Gendarmería les cortó el paso. Fue entonces cuando Velles Aguirre les propuso a un grupo de productores acercarse a Cristina a través de su campo, que limita con la fábrica. Tampoco pudieron. Para sorpresa del productor y de sus compañeros, unos trescientos gendarmes, policías federales y provinciales también se les adelantaron, entraron al campo y se formaron frente ellos buscando dispersarlos. Hubo forcejeos, gritos y corridas. La Presidenta, mientras tanto, daba su discurso a pocos metros, alabando las bondades del modelo económico y anunciando una baja del 0,3% en la desocupación. Sabía de la manifestación porque había comenzado antes de que iniciara el viaje desde Buenos Aires. Uno de sus secretarios, incluso, se había acercado a los chacareros para conocer detalles de sus quejas, pero se negó a recibir el petitorio que habían redactado. Como era de esperarse, Cristina no hizo alusión a los incidentes durante su discurso. Para la agencia oficial Télam, tampoco existieron. Los cables referidos al tema reflejaron las frases más salientes del discurso presidencial del día, como “El argentino es el mejor salario de Latinoamérica”. En el Gobierno, siguiendo esa línea, intentaron bajarle el tono a la manifestación chacarera, argumentando que no tuvo una convocatoria masiva, aunque ningún funcionario se animó a afirmarlo en público. (Fuente: Diario Critica de la Argentina).

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