Corre ceñida a los Andes: un sinuoso sendero de lodo de unos tres metros de ancho y treinta y cinco kilómetros de largo, que desciende 2000 metros. Los acantilados son amenazadores, los abismos se abren de par en par. Pocas barandillas de protección. Numerosos deslaves. Bienvenidos a lo que algunos llaman “la carretera más peligrosa del mundo”. Construida en los treinta del siglo XX por prisioneros de guerra paraguayos, la carretera Nor Yungas de Bolivia fue alguna vez la única vía para ir de La Paz a Coroico. Los conductores vertían licor en sus llantas para aplacar a la diosa Pachamama y mascaban hojas de coca para permanecer alertas. Pero las oraciones no obtenían respuesta; las cruces señalan las salientes de acantilados donde cientos han perecido. El peor accidente: el choque en 1983 de un camión de carga que llevaba a decenas de personas. Casi todos murieron. “Dios mío –dice el oriundo de La Paz Diego Ballivian–, me arrepiento de haber ido a echar nada más un vistazo. Aún tengo pesadillas”. Desde 2006, una nueva carretera ofrece una ruta segura. El camino viejo atrae ahora más que nada a ciclistas y a turistas, pero sigue siendo inseguro, y han muerto varios velocipedistas este año. Dice el propietario de una empresa de ciclismo Alistair Matthew: “La gente tenía más cuidado cuando había [más] coches”. (Fuente: National Geographic).

0 comentarios