Entrevista brindada por Pino Solanas al Diario Critica de la Argentina
Cuando se acuerda del estado de la red ferroviaria nacional, Fernando “Pino” Solanas se amarga: repite la palabra “saqueo” y grita “¡Acá se robaron un tercio de las vías del país!”. Cuando se consulta a este cineasta y ex candidato presidencial por la política ferroviaria oficial, otra vez a los gritos explica que “¡en cinco años los Kirchner no hicieron nada!”. Dice que Néstor Kirchner es “perverso o ignorante” y define al secretario de Transporte, Ricardo Jaime, como “el hombre de la caja negra de los ferrocarriles”. Su reciente película, La última estación, es un documental en el cual denuncia la destrucción del sistema.
Solanas recupera la paz y se entusiasma con la posibilidad de generar, de cara a las elecciones de 2009, un espacio político “nacional, popular y progresista” con los diputados Eduardo Macaluse, Carlos Raimundi y Miguel Bonasso y el sindicalista Víctor De Gennaro. Asegura que generaría “una alternativa real” frente a un gobierno que, jura, “es tan corrupto como el de Menem pero con otro estilo”.
–¿Qué opina de la reactivación de un ramal del tren Belgrano Cargas, que anunció Cristina Fernández en Chaco?
–Todo ramal que se recupera es una buena noticia, a pesar de que, en cinco años de gobierno, los Kirchner no hicieron nada para reconstruir la red del ferrocarril. Nada de nada, ¿eh?.
–¿Cuál es la importancia del ferrocarril Belgrano Cargas?
–Nació a comienzos del siglo XX como “ferrocarril de fomento” porque llegaba a las regiones no rentables para el sector privado. Tiene 10 mil kilómetros de vías y es el más extenso del país. Cumplió un rol estratégico extraordinario.
–¿Y en el último tiempo?
–Ya en los 90, cuando se suprimió el 80% de los ferrocarriles, Carlos Menem se lo entregó a José Pedraza (el sindicalista empresario), que lo hizo puré. Desaparecieron 4.000 vagones que, en fila, uno tras otro, irían desde Tigre a La Plata. Los fundieron o los vendieron al exterior.
–¿Y después?
–En 2006, Néstor Kirchner se lo entregó a un consorcio integrado por el mismo Pedraza más las empresas de Franco Macri, Hugo Moyano y Roggio. Ahora está abandonado.
–¿El Gobierno tiene la plata suficiente para solucionar el déficit ferroviario?
–La plata está. Con 3.200 millones de dólares, menos de la mitad de lo que iba a costar esa megaobra marketinera del tren bala, se podrían reconstruir 18 mil kilómetros de vías, con 16 mil vagones nuevos.
–¿Le llevó su propuesta a algún funcionario del Gobierno?
–Sí, claro. Acompañé a Elido Veschi, de la Asociación de Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos, a una reunión con el ministro Julio De Vido. Él nos mandó a ver a Ricardo Jaime, el hombre de la caja negra de los ferrocarriles. La caja de la corrupción involucra a las empresas concesionarias, también a los jerarcas sindicales, y todo bajo el visto bueno de la Secretaría de Transporte.
–¿Y qué pasó?
–Nada. Nos miraba, anotó un par de cosas y nunca nos volvió a llamar.
–¿Cuáles son los obstáculos para reimpulsar una red ferroviaria en todo el país?
–La clase dirigente no tiene ni idea de la importancia del ferrocarril en el desarrollo del país. A los consorcios les importa un rábano mantener la red. Y, encima, no existen controles de ningún organismo estatal. Ya sea por negocios o por ignorancia, no hay voluntad política para hacerlo.
–¿Los Kirchner tampoco tienen la voluntad necesaria para reflotar el ferrocarril?
–Y... ellos vienen de una provincia como Santa Cruz, donde apenas había un pequeño ferrocarril.
–¿Y eso los insensibiliza?
–Los Kirchner vienen de una provincia en la que los mayores negocios son inmobiliarios. Jamás tuvieron industrias. Están formados en esa idea. Lo real es que en cinco años no hicieron nada para reconstruir un sector estratégico. Kirchner es un perverso o un ignorante.
–¿En qué cambió el esquema ferroviario desde la privatización de los trenes para acá?
–Hoy cuesta dos veces más de lo que costaba en 1989, cuando se privatizaron los trenes bajo el argumento de que daban una pérdida de un millón de dólares por día. Hoy, son tres millones por día, pero sólo tenemos el 20% de los trenes.
–¿Y las concesionarias cambiaron?
–Salvo la del grupo Taselli, son las mismas desde la época de Menem, Cirigliano, Techint, etc. Su metodología es hacer reparaciones y facturar al Estado dos o tres veces más del costo real. En el ínterin, Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Kirchner desoyeron todas las denuncias por incumplimiento.
Solanas recupera la paz y se entusiasma con la posibilidad de generar, de cara a las elecciones de 2009, un espacio político “nacional, popular y progresista” con los diputados Eduardo Macaluse, Carlos Raimundi y Miguel Bonasso y el sindicalista Víctor De Gennaro. Asegura que generaría “una alternativa real” frente a un gobierno que, jura, “es tan corrupto como el de Menem pero con otro estilo”.
–¿Qué opina de la reactivación de un ramal del tren Belgrano Cargas, que anunció Cristina Fernández en Chaco?
–Todo ramal que se recupera es una buena noticia, a pesar de que, en cinco años de gobierno, los Kirchner no hicieron nada para reconstruir la red del ferrocarril. Nada de nada, ¿eh?.
–¿Cuál es la importancia del ferrocarril Belgrano Cargas?
–Nació a comienzos del siglo XX como “ferrocarril de fomento” porque llegaba a las regiones no rentables para el sector privado. Tiene 10 mil kilómetros de vías y es el más extenso del país. Cumplió un rol estratégico extraordinario.
–¿Y en el último tiempo?
–Ya en los 90, cuando se suprimió el 80% de los ferrocarriles, Carlos Menem se lo entregó a José Pedraza (el sindicalista empresario), que lo hizo puré. Desaparecieron 4.000 vagones que, en fila, uno tras otro, irían desde Tigre a La Plata. Los fundieron o los vendieron al exterior.
–¿Y después?
–En 2006, Néstor Kirchner se lo entregó a un consorcio integrado por el mismo Pedraza más las empresas de Franco Macri, Hugo Moyano y Roggio. Ahora está abandonado.
–¿El Gobierno tiene la plata suficiente para solucionar el déficit ferroviario?
–La plata está. Con 3.200 millones de dólares, menos de la mitad de lo que iba a costar esa megaobra marketinera del tren bala, se podrían reconstruir 18 mil kilómetros de vías, con 16 mil vagones nuevos.
–¿Le llevó su propuesta a algún funcionario del Gobierno?
–Sí, claro. Acompañé a Elido Veschi, de la Asociación de Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos, a una reunión con el ministro Julio De Vido. Él nos mandó a ver a Ricardo Jaime, el hombre de la caja negra de los ferrocarriles. La caja de la corrupción involucra a las empresas concesionarias, también a los jerarcas sindicales, y todo bajo el visto bueno de la Secretaría de Transporte.
–¿Y qué pasó?
–Nada. Nos miraba, anotó un par de cosas y nunca nos volvió a llamar.
–¿Cuáles son los obstáculos para reimpulsar una red ferroviaria en todo el país?
–La clase dirigente no tiene ni idea de la importancia del ferrocarril en el desarrollo del país. A los consorcios les importa un rábano mantener la red. Y, encima, no existen controles de ningún organismo estatal. Ya sea por negocios o por ignorancia, no hay voluntad política para hacerlo.
–¿Los Kirchner tampoco tienen la voluntad necesaria para reflotar el ferrocarril?
–Y... ellos vienen de una provincia como Santa Cruz, donde apenas había un pequeño ferrocarril.
–¿Y eso los insensibiliza?
–Los Kirchner vienen de una provincia en la que los mayores negocios son inmobiliarios. Jamás tuvieron industrias. Están formados en esa idea. Lo real es que en cinco años no hicieron nada para reconstruir un sector estratégico. Kirchner es un perverso o un ignorante.
–¿En qué cambió el esquema ferroviario desde la privatización de los trenes para acá?
–Hoy cuesta dos veces más de lo que costaba en 1989, cuando se privatizaron los trenes bajo el argumento de que daban una pérdida de un millón de dólares por día. Hoy, son tres millones por día, pero sólo tenemos el 20% de los trenes.
–¿Y las concesionarias cambiaron?
–Salvo la del grupo Taselli, son las mismas desde la época de Menem, Cirigliano, Techint, etc. Su metodología es hacer reparaciones y facturar al Estado dos o tres veces más del costo real. En el ínterin, Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Kirchner desoyeron todas las denuncias por incumplimiento.
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